Shiatsu Zen

Para inscribirse en este curso no es necesario ningún conocimiento previo. El curso de Shiatsu Zen comienza con un semestre formado por 18 clases. Tiene cuatro semestres más que se van cursando a medida que el alumno lo desee, con mayor profundización y aprendizaje. El primer nivel es la base fundamental de esta disciplina.
Se practica desde la primer clase, ya que es todo práctico, además de lo que se va explicando y el completo material que se entrega a cada alumno. Además se entrega un link exclusivo del Instituto, donde tendrán acceso a un programa con la ubicación de todos los puntos que circulan por los canales de energía (Keiraku o Meridianos) y el Certificado correspondiente en cada etapa que se curse. Es una forma de medicina, que practica el Prof. Iraola desde el año 79 y de las que más le gusta. El Shiatsu es un masaje terapéutico que alivia, trata o cura una enfermedad y brinda una buena salud por medio del intercambio del “Ki” (energía elemental y aliento de vida) del paciente y terapeuta, a través de la técnica que se aplique. Si tomamos en cuenta el significado de los caracteres utilizados en la palabra Shiatsu (Shi: dedo; atsu: presión), se desprende con facilidad que estamos hablando de una presión digital sobre una zona del cuerpo. Comenzó a utilizarse en Japón durante el período Taisho (1912-1925), pero fue en el siglo XX que a través de Tamai Tempaka principalmente, uno de sus practicantes, toma mayor relevancia siendo reconocido oficialmente como terapia por el gobierno japonés en 1964. Las raíces de sus orígenes parten de tempranas formas de masaje llamadas Anma en Japón y Tuina en China, donde se empleaban frotación, pequeños golpes, presión, pellizcamiento y estiramiento como formas de masaje para lograr una mejoría en el sistema circulatorio y los músculos del cuerpo. Las diversas técnicas que emplea el shiatsu requieren de tranquilidad y relajación de parte del terapeuta con movimientos de presión, apoyatura o rotaciones suaves, dando la sensación de una actividad perezosa. Pero esta aparente simplicidad esconde resultados sustanciales en la salud del paciente y exige mucho conocimiento de parte de quien lo aplica en cuanto a cómo lograr diagnosticar las causas que ocasionan desequilibrios generadores de dolores o patologías, y a su vez cómo canalizar el Ki del mismo para llegar a un equilibrio sutil, que permita restaurar la salud. El shiatsu heredó las practicas curativas de masaje, técnicas de respiración y ejercicios físicos que se realizaban para ayudar a que las sutiles energías, de las cuales está formado el ser humano, fluyan de la mejor manera posible. El Shiatsu Zen es una fuente muy particular de inspiración que también es necesario mencionar. Esta forma de práctica es creada por Shizuto Masunaga, quien mejora métodos de diagnosis, no sólo por su conocimiento de medicina china sino por sus estudios de psicología occidental. Algunas de sus particularidades fue la inclusión de ejercicios especiales (Makko Ho) para mejorar el flujo de energía en el ser humano (el Ki), como también ciertas pautas que efectivizan el resultado de algunas técnicas manipuladoras. El nombre de Shiatsu Zen, se atribuye a la gran cercanía e influencia consciente directa de la espiritualidad de los monjes budistas zen del Japón. Hoy en día existen varios estilos de shiatsu, donde algunos especifican el masaje sobre los puntos acupunturales, también utilizados en digitopuntura, otros realizan la manipulación siguiendo el recorrido de los canales de energía que circulan por el cuerpo (keiraku o meridianos) para influir más en el Ki que se traslada por ellos, pero todos le dan especial énfasis a la buena diagnosis que se debe lograr basándose en las pautas y los criterios de la Medicina China Tradicional con la teoría de los cinco elementos, las seis energías celestiales y sus sub-sistemas, los principios de Yin y Yang, y evidentemente la interacción continua del Ki del paciente con la Naturaleza y con el terapeuta. Es muy conocido el Shiatsu Zen llamado así porque los principios orientadores para hacer más eficaces las técnicas fueron inspirados en el acercamiento directo a la espiritualidad de los monjes budistas zen del Japón. La base principal del shiatsu consiste en entender que un dolor es la causa de un mal fluir del Ki, que ocasiona ese efecto como una señal de alarma de la mala circulación de sus corrientes energéticas inalámbricas relacionada con las circunstancias y estilo de vida del paciente, su medio ambiente, su personalidad, su relación con la Energía Vital , la influencia de energías nocivas que lo afectan, y por lo tanto, no hay recetarios, donde cada persona tendrá su propio tratamiento que deberá elaborar el terapeuta. En casi todas las sesiones de shiatsu se trabaja en el suelo en función de las movilidades y postura física y mental que debe adoptar el terapeuta, quien utiliza no sólo sus manos, sino codos, rodillas e incluso los pies para realizar sus técnicas. La cantidad de sesiones que requiere una persona para lograr restablecer su salud, dependerá no sólo de la capacidad de diagnosis de quien aplica las manipulaciones, sino de la comprensión de parte del “enfermo”, guiado por el terapeuta, de la causa que está generando su desequilibrio, y ayudar conscientemente en lo que se pueda para erradicar la misma. La medicina debería utilizar la oportunidad de tratar una enfermedad para ayudar a dirigir a la persona hacia una forma más apropiada de vivir, contribuyendo a la autorrealización de la misma. Es importante mencionar que la aplicación del shiatsu (como es debido) no tiene efectos colaterales y es excelente en las enfermedades psicosomáticas y como una forma de medicina preventiva. Sus resultados trascienden del síntoma o las quejas del paciente, dándole importancia al “enfermo” y no a la enfermedad, única manera de lograr una buena salud.